Alrededor del mundo, los grupos conservadores están ganando influencia, dándole cada vez más poder a líderes de extrema derecha. Y es una tendencia impulsada no solo por las viejas generaciones, sino también por los jóvenes.
Un ejemplo es el rápido crecimiento del nuevo líder de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, que puede sorprender a algunos observadores pero no llegó de la nada, pues durante años contó con el apoyo de poderosos movimientos sociales.
Dichos grupos tienen cada vez más voz en países que van desde Polonia a Tailandia e India, y su influencia proviene de la gente común y no de los políticos.
Y su crecimiento es una parte crucial del cambio hacia una política más conservadora en muchos países alrededor del mundo en los últimos años.
Con frecuencia, el populismo de extrema derecha trae consigo nuevos partidos políticos o líderes carismáticos.
De hecho, otro ejemplo es el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, quien se presenta a sí mismo como el defensor de su país y de Europa contra los inmigrantes musulmanes.
Pero la realidad es que el papel de los movimientos de base es a menudo central.
De la mano de la sociedad civil
Efectivamente, el cambio está a menudo impulsado por lo que se conoce como"sociedad civil": grupos de ciudadanos u organizaciones con un objetivo particular, ya sea salvar una escuela de su cierre inminente o derrocar a un régimen.
Y, durante años, la sociedad civil fue vista como liberal: apoyando los derechos humanos, las reformas democráticas y la protección de minorías. Todavía son estas causas "progresistas" las que atraen a los activistas más jóvenes.
Pero hoy en día, la sociedad civil involucra una creciente mezcla de gente diversa y objetivos políticos, con aquellos situados más a la derecha ganando terreno.
Muchos de estos grupos conservadores comparten una creencia en valores "tradicionales", que normalmente se asocian con:
- creencias religiosas
- comunidad
- identidad nacional
- protección contra la inmigración
- apoyo a la unidad familiar
Por supuesto, también hay mucha división en la sociedad civil conservadora.
Y aunque la mayor parte de los grupos están a favor de la democracia y trabajan dentro de la política convencional, un número pequeño es más disruptivo y a veces incluso violento (aunque lo mismo también se puede decir de grupos de izquierda).
E, independientemente de las diferencias, una investigación del Carnegie Europe muestra que hay muchos países donde la sociedad civil conservadora ha desempeñado un papel clave en la configuración de los eventos nacionales:
- En Brasil, una amplia coalición de grupos conservadores ayudó a sacar del poder a Dilma Rousseff en 2016, entre protestas contra la corrupción.
- En Ucrania, activistas nacionalistas radicales protestan contra la interferencia rusa, y los grupos sociales conservadores enfocados en los valores religiosos y familiares también crecieron.
- En Tailandia, movimientos sociales conservadores considerados como antidemocráticos han ayudado a apuntalar el gobierno militar
- En India, los nacionalistas hindúes ganaron influencia como partidarios de las políticas del primer ministro Narendra Modi, incluido el movimiento para despojar de la ciudadanía a cuatro millones de personas.
- La sociedad islamista en Turquía ha progresado en tándem con el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo
- En Polonia, una poderosa sociedad civil conservadora ahora trabaja en estrecha colaboración con el gobierno del Partido Ley y Justicia, que introdujo una serie de medidas para aumentar el control sobre el poder judicial.
Hay muchos otros lugares donde los grupos conservadores han crecido en influencia, desde aquellos en Georgia que se oponen a vínculos más estrechos con la Unión Europea, a los grupos en Uganda contra la mayor igualdad de género.
En Estados Unidos, grupos antiaborto y de ultraderecha, como Patriot Prayer -que ha sido vinculado con el movimiento "Alt-right", pero argumenta que hace campaña por la libertad y la unidad- realizó numerosos eventos de alto perfil desde que el presidente republicano Donald Trump llegó al poder.
En Europa, el movimiento juvenil francés Génération Identitaire(Generación Identitaria) fue descrito como el equivalente al "Alt-right" estadounidense, mientras Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente) causó alarma en el gobierno alemán por su rápido ascenso.
Imán para jóvenes
Las diferencias entre los grupos son importantes: muestran que no pueden ser tratados como un todo.
Tampoco pueden ser considerados como una simple voz para aquellos conservadores de más edad o para quiénes se sienten excluidos por las tendencias sociales.
De hecho, estos movimientos están atrayendo a muchos jóvenes activistas en muchos países.
Uno de los grupos detrás de la campaña de Jair Bolsonaro, el Movimiento Brasil Libre, tiene 3 millones de seguidores en Facebook y más de un millón de suscriptores en YouTube.
Y una de sus caras más conocidas, Kim Kataguiri, de 22 años, se acaba de convertir en el diputado más joven de la historia en el Congreso brasileño.
En Tailandia, por su parte, un grupo de estudiantes conocidos como Cyber Scoutsfue acusado de supervisar los comentarios de otros ciudadanos en redes sociales, como parte de su campaña de respaldo al régimen militar y de defensa de los valores tradicionales y monárquicos.
Y alianzas similares entre jóvenes activos en redes sociales y grupos conservadores se han visto en otros países, como Marruecos y Túnez.
Ese tipo de acontecimientos han provocado el movimiento de la sociedad civil de derecha hacia un espacio que, hasta hace poco, estaba dominado por las causas liberales y progresistas.
Es probable que signifique una feroz rivalidad entre grupos de izquierda y derecha que luchan por ser escuchados no solo por los políticos, sino también por la sociedad en general.
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