El Ministerio de Interior y Comunidades Territoriales de Haití informó ayer, en un comunicado, que sí están ubicadas en la República Dominicana las obras que construye el Gobierno dominicano en Cachimán, Elías Piña, próximo al poblado haitiano de Bélladere.
Con la afirmación la entidad haitiana despeja las dudas que tienen los residentes en Béllader sobre los límites territoriales, lo que provocó que el viernes pasado enfrentaran a militares dominicanos con piedras y disparos, en protesta porque en ese lugar se construye una verja perimetral que protegerá a varias agencias gubernamentales locales, entre estas la de Dirección General de Aduanas y del Ministerio de Salud Pública.
Los militares dominicanos repelieron la acción, y en el hecho perdió la vida un comerciante haitiano y otras personas resultaron heridas.
El ministerio haitiano refirió que, a raíz de esos disturbios, se inició una investigación georeferenciada para establecer los límites territoriales en ese lugar, cuyos resultados arrojaron que la citada zona está en suelo dominicano.
Además advierte a los ciudadanos haitianos que ambos países han acordado los límites territoriales desde la firma de diversos acuerdos en 1929, 1935 y 1936.
La discordia. La hoy sección Cachimán, del municipio Comendador, provincia Elías Piña, ha sido una especie de tea de la discordia entre República Dominicana y Haiti desde el 1845, fecha en que se libró la batalla del mismo nombre.
Pero los haitianos, casi un siglo después del primer convenio del 21 de enero del 1929, aún siguen creyendo que le pertenece en su totalidad.
Prueba de eso lo demuestra el hecho de que, en un claro desafío a la autoridad dominicano, y en desconocimiento a los convenios firmados entre los gobiernos de ambos países, los años 1929, 1935 y 1936, haitianos residentes en las proximidades de Cachimán habilitaron un cementerio, dos campos deportivos, uno de futbol y otro de beisbol.
La cerrazón de los vecinos continúa firme, no solo creyendo que Cachimán les pertenece, sino que, inclusive decidieron ocuparla lentamente, mientras las autoridades dominicanas dieron como respuesta el silencio, la indiferencia.
El desafío y desconocimiento de grupos de haitianos a los convenios firmados entre ambas naciones está llegando al límite de exageración, protestando y oponiéndose a la construcción de parte del Gobierno dominicano a construcciones dominicanas, en especial de una verja perimetral que protegerá dichas instalaciones.
Cachimán está ubicada entre el municipio haitiano de Belladere, Haiti, y la comunidad dominicana de Carrizal, en donde operan el cuartel del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT), y otras oficinas dominicanas.
Después del tiroteo escenificado entre civiles haitianos y militares dominicanos, con saldo de un haitiano muerto y varios compatriotas heridos, las autoridades haitianas decidieron renunciar al derecho de propiedad de Cachimán, bajo el argumento de bajar la tensión existente y evitar posibles tragedias que generen más víctimas.
Los haitianos siguen ahí. De acuerdo a fotos e imágenes tomadas por drones, se pueden ver a decenas de haitianos que se mantienen apostados en Cachimán durante todo el día y parte de la noche, en actitud agresiva, algunos de los cuales cruzan la línea divisoria, internándose en territorio dominicano, no obstante la estricta vigilancia que mantiene el Ministerio de Defensa en todo su alrededor.
La pregunta que se cae de la mata es ¿Qué pasará cuando las autoridades dominicanas decidan recuperar el pedazo de Cachimán que les corresponde dentro de los límites fronterizos acordados en la última revisión ocurrida en el 1937?
La habilitación de un cementerio y los campos deportivos que los haitianos levantaron en el área de Cachimán, que corresponde a República Dominicana, es con el deliberado propósito de adjudicarse el ciento por ciento del lugar.
No solo es Carrizal, en toda la frontera, desde Guayajayuco hasta Hondo Valle, más de 140 kilómetros, hay decenas de familias haitianas que han ocupado predios dominicanos, levantando viviendas y cultivando agricultura.
Con la afirmación la entidad haitiana despeja las dudas que tienen los residentes en Béllader sobre los límites territoriales, lo que provocó que el viernes pasado enfrentaran a militares dominicanos con piedras y disparos, en protesta porque en ese lugar se construye una verja perimetral que protegerá a varias agencias gubernamentales locales, entre estas la de Dirección General de Aduanas y del Ministerio de Salud Pública.
Los militares dominicanos repelieron la acción, y en el hecho perdió la vida un comerciante haitiano y otras personas resultaron heridas.
El ministerio haitiano refirió que, a raíz de esos disturbios, se inició una investigación georeferenciada para establecer los límites territoriales en ese lugar, cuyos resultados arrojaron que la citada zona está en suelo dominicano.
Además advierte a los ciudadanos haitianos que ambos países han acordado los límites territoriales desde la firma de diversos acuerdos en 1929, 1935 y 1936.
La discordia. La hoy sección Cachimán, del municipio Comendador, provincia Elías Piña, ha sido una especie de tea de la discordia entre República Dominicana y Haiti desde el 1845, fecha en que se libró la batalla del mismo nombre.
Pero los haitianos, casi un siglo después del primer convenio del 21 de enero del 1929, aún siguen creyendo que le pertenece en su totalidad.
Prueba de eso lo demuestra el hecho de que, en un claro desafío a la autoridad dominicano, y en desconocimiento a los convenios firmados entre los gobiernos de ambos países, los años 1929, 1935 y 1936, haitianos residentes en las proximidades de Cachimán habilitaron un cementerio, dos campos deportivos, uno de futbol y otro de beisbol.
La cerrazón de los vecinos continúa firme, no solo creyendo que Cachimán les pertenece, sino que, inclusive decidieron ocuparla lentamente, mientras las autoridades dominicanas dieron como respuesta el silencio, la indiferencia.
El desafío y desconocimiento de grupos de haitianos a los convenios firmados entre ambas naciones está llegando al límite de exageración, protestando y oponiéndose a la construcción de parte del Gobierno dominicano a construcciones dominicanas, en especial de una verja perimetral que protegerá dichas instalaciones.
Cachimán está ubicada entre el municipio haitiano de Belladere, Haiti, y la comunidad dominicana de Carrizal, en donde operan el cuartel del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT), y otras oficinas dominicanas.
Después del tiroteo escenificado entre civiles haitianos y militares dominicanos, con saldo de un haitiano muerto y varios compatriotas heridos, las autoridades haitianas decidieron renunciar al derecho de propiedad de Cachimán, bajo el argumento de bajar la tensión existente y evitar posibles tragedias que generen más víctimas.
Los haitianos siguen ahí. De acuerdo a fotos e imágenes tomadas por drones, se pueden ver a decenas de haitianos que se mantienen apostados en Cachimán durante todo el día y parte de la noche, en actitud agresiva, algunos de los cuales cruzan la línea divisoria, internándose en territorio dominicano, no obstante la estricta vigilancia que mantiene el Ministerio de Defensa en todo su alrededor.
La pregunta que se cae de la mata es ¿Qué pasará cuando las autoridades dominicanas decidan recuperar el pedazo de Cachimán que les corresponde dentro de los límites fronterizos acordados en la última revisión ocurrida en el 1937?
La habilitación de un cementerio y los campos deportivos que los haitianos levantaron en el área de Cachimán, que corresponde a República Dominicana, es con el deliberado propósito de adjudicarse el ciento por ciento del lugar.
No solo es Carrizal, en toda la frontera, desde Guayajayuco hasta Hondo Valle, más de 140 kilómetros, hay decenas de familias haitianas que han ocupado predios dominicanos, levantando viviendas y cultivando agricultura.
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