Hoy, Scott, de 21 años, observa cómo su remplazo apila los contenedores: se trata de un gigante brazo mecánico de color amarillo brillante.
Su nuevo trabajo en Amazon es cuidar a varios robots al mismo tiempo, resolviendo sus problemas cuando es necesario y garantizando que tengan contenedores que cargar. Hace poco, la garra que se encuentra al final del brazo tomó un contenedor de la banda transportadora y lo apiló sobre otro contenedor, para formar columnas arregladas sobre tarimas de madera ubicadas alrededor del robot. Fue la primera ocasión en que Amazon mostró a un reportero ese brazo mecánico, la última generación de robots que utiliza en sus almacenes.
Nissa Scott, de 21 años, vigila cómo un brazo robótico apila contenedores llenos de mercancÃa en una bodega de Amazon ubicada en Florence, Nueva Jersey. CreditBryan Anselm para The New York Times
“En mi opinión, es lo más desafiante para la mente que hay por aquÔ, dijo Scott para referirse a su nuevo trabajo. “No es repetitivo”.
Tal vez no haya una empresa que personifique mejor las ansiedades y esperanzas alrededor de la automatización que Amazon. Muchas personas, entre ellas el presidente Trump, culpan a la empresa de haber destruido los trabajos tradicionales de las ventas minoristas al provocar que la gente comprara en lÃnea. Al mismo tiempo, el crecimiento impresionante de la empresa la ha convertido en una máquina de empleos, con una necesidad insaciable de empleados de nivel básico para que trabajen en sus bodegas con el fin de satisfacer los pedidos de sus clientes.
Los robots hacen posible el tipo de eficiencia que permite que los clientes pidan una gran variedad de productos y los reciban en un par de dÃas. CreditBryan Anselm para The New York Times
“Es verdad que Amazon no podrÃa funcionar con los costos que tiene y los precios que ofrece a sus clientes sin la automatización”, afirmó Martin Ford, futurista y autor de Rise of the Robots, un libro sobre la automatización. “Tal vez no recibirÃamos nuestros pedidos en dos dÃas”.
Un brazo robótico en Florence, Nueva Jersey, toma contenedores llenos de mercancÃa con el objetivo de formar estanterÃas para otros almacenes de Amazon. CreditBryan Anselm para The New York Times
Las dinámicas entre las personas y las máquinas ocurren a diario en los almacenes de Amazon, los cuales se encuentran ubicados en lugares como Florence, Nueva Jersey, y Kent, Washington. En Kent, los robots parecen escarabajos gigantes que se apresuran mientras cargan anaqueles verticales sobre sus espaldas con mercancÃa que pesa hasta 1360 kilos. Cientos de ellos se mueven de forma autónoma dentro de una gran zona enjaulada y se siguen de cerca, pero no chocan.
En la orilla de la jaula, un grupo de trabajadores humanos —los “almacenadores”— meten productos en los anaqueles para rellenar su inventario. Los robots se llevan esos anaqueles y, cuando llegan las órdenes de los clientes para los productos que llevan en las espaldas, hacen filas en estaciones al otro lado de la jaula, como autos que esperan pasar por una caseta de cobro.
En ese lugar, los “recolectores” humanos siguen instrucciones en pantallas de computadora, toman los objetos y los colocan en contenedores de plástico, los cuales desaparecen en cintas transportadoras que llegan a los “empacadores”, personas que meten los productos en cajas de cartón destinados a los clientes.
Dave Clark, el alto ejecutivo a cargo de las operaciones en Amazon, señaló que la empresa querÃa que las máquinas realizaran la mayorÃa de las tareas monótonas y que las personas tuvieran trabajos que las mantuvieran ocupadas mentalmente.
“Tienes un nuevo objetivo cada vez”, afirmó Clark. “Encuentras cosas y las inspeccionas, tu mente está ocupada de un modo que creo que es importante”.
Los brazos tienen el extraño nombre de “paletizadores robóticos”, pero los trabajadores les han dado una pizca de personalidad: cada uno tiene una etiqueta pegada con nombres como Stuart, Dave y otros de los minions de las pelÃculas Mi villano favorito. A diferencia de los robots en la bodega de Kent, cuyos diseños se basaron en las máquinas que Amazon obtuvo por medio de su adquisición de Kiva, estos brazos provienen de una empresa externa.
Cuando Amazon instaló los robots, algunas personas que antes apilaban los contenedores, como Scott, tomaron cursos en la empresa para convertirse en operadores de robots. Muchos otros se cambiaron a las estaciones receptoras, donde clasifican de forma manual cajas grandes con mercancÃa y las meten en los contenedores. No se despidió a nadie cuando se instalaron los robots, y Amazon encontró nuevas funciones para los trabajadores desplazados, aseguró Clark.
Por el momento, hay tareas en las bodegas —por ejemplo, recoger objetos individuales de los anaqueles, con todas sus diferentes formas y tamaños— en las que la gente supera a los robots. Amazon ha sumado 80.000 empleos en bodegas en Estados Unidos desde que introdujeron a los robots de Kiva, con lo cual alcanzaron un total de 125.000 empleados en los almacenes. Además, la empresa aseguró que continuará la oleada de contrataciones en las bodegas.
Ford, el autor del libro sobre automatización, cree que solo es cuestión de tiempo para que cambie el panorama del empleo en los almacenes de Amazon.
“Supongo que esta tecnologÃa eventualmente desplazará a mucha gente de esas bodegas”, señaló Ford. “No dirÃa que va a desaparecer una gran cantidad de trabajos de un dÃa para el otro. Tal vez el primer indicio es que no se deshacen de las personas, pero el ritmo de creación de trabajos es más lento”.
Clark de Amazon dijo que la historia demostraba que la automatización aumenta la productividad y, en algunos casos, la demanda de los consumidores, lo cual finalmente crea más trabajos. Explicó que los empleados de los almacenes continuarán trabajando en entornos llenos de tecnologÃa.
“Es un mito que la automatización destruya el crecimiento neto del empleo”, afirmó.
En el caso de las instalaciones en Florence, la automatización abrió una nueva oportunidad para Scott.
“El robot trabajará lo mismo todo el dÃa”, mencionó Edward Cohoon, quien supervisa a Scott y otros trabajadores de Amazon mientras se ocupan de cuidar a los robots individuales. “Sus estómagos no gruñen”.
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