Los cambios en el color de los ojos son un fenómeno poco frecuente que, además, resulta alarmante para cualquier persona. Los ojos son una de las partes más llamativas del rostro, en la que nos solemos fijar de manera constante.
Si bien es cierto que muchos
tratan de modificar el color de sus iris mediante lentes de contacto y otros
procedimientos, cuando esto sucede de manera brusca y sin ser buscado suele ser
debido a una patología. En algunos casos también puede tratarse de algo
benigno.
No obstante, de cualquier forma, es esencial que sean revisados siempre por un especialista. En este artículo te explicamos cuáles son las principales causas.
Cuando nacemos, el color de nuestros ojos suele ser de un azul grisáceo.
Esto no significa que todas las personas que nacen con esa tonalidad vayan a
tenerlos así por el resto de su vida. De hecho, suele suceder lo contrario.
Estos cambios en el color de
los ojos son normales durante los primeros meses de existencia. Los bebés no
tienen desarrollado el pigmento que le da color al iris. Por ello, a medida que
van creciendo, los ojos adquieren su color definitivo.
Sin embargo, cuando los
cambios en el color de los ojos se producen en la vida adulta, puede tratarse
de una situación alarmante. En muchos casos es síntoma de una patología subyacente. En
los siguientes apartados vamos a enumerar las causas más frecuentes.
Cambios en el color de los ojos por pecas
Antes de comenzar a hablar
de los cambios en el color de los ojos, es importante explicar qué es la
melanina. La melanina es un pigmento presente en
nuestro cuerpo, tanto en la piel como en los globos oculares.
Es la que determina el color del iris y la tonalidad de la piel.
Esta sustancia es producida
por unas células llamadas melanocitos. El
hecho de que estas células estén tanto en la piel como en los ojos explica que,
en estos, también puedan aparecer pecas o lunares. Las pecas reciben el nombre
de nevus
oculares.
Son muy similares a los de
la piel y consisten en proliferaciones benignas de dichas células que producen
melanina. Cuando aparecen en torno a la retina reciben el nombre de nevus
coroideo.
Al igual que sucede con las
pecas o los lunares de la piel, los nevus oculares pueden surgir en cualquier momento de la vida. Por
eso se consideran una de las causas más frecuentes de cambios en el color de
los ojos.
El problema es que, aunque
por regla general sean benignos, tienen riesgo de malignizarse. Es decir,
pueden derivar en un melanoma. Se trata de un tumor mucho más agresivo que
aumenta la probabilidad de que se afecte la visión.
Según un estudio publicado en Recent
Results in Cancer Research, el melanoma ocular es poco
frecuente. Aún así, se estima que afecta a casi 2000 personas cada año en
Estados Unidos.
Los nódulos de Lisch son pequeños tumores benignos de entre 1 y 2 milímetros que se forman en
el iris. Se muestran como protuberancias que, de manera
general, no afectan a la visión.
Según un artículo publicado en la Revista
Méxicana de Oftalmología, son la manifestación oftalmológica más
frecuente de la neurofibromatosis. Esta es una enfermedad de origen genético
que consiste en la formación de tumores a partir del tejido nervioso.
Pueden aparecer en cualquier
parte, desde los nervios periféricos, la médula espinal o incluso en el
cerebro. A pesar de que en la mayoría de los casos son benignos, provocan
síntomas o entrañan riesgo de malignizarse.
Es una enfermedad que suele diagnosticarse
en la infancia. Al igual que sucedía con los nevus
intraoculares, los nódulos de Lisch dañan la visión, además de causar cambios
en el color de los ojos.
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debes saber
Iridociclitis heterocrómica de Fuchs
La iridociclitis
heterocrómica de Fuchs es una enfermedad poco frecuente. Tanto es así que,
según la plataforma Orphanet,
su prevalencia es de 1 a 9 personas por cada millón de habitantes. Afecta a adultos jóvenes y provoca cambios
en el color de los ojos.
Lo que ocurre es que un ojo
cambia de color volviéndose más claro que el otro. La causa es desconocida,
aunque en la Revista de la Sociedad Colombiana
de Oftalmología apuntan a que puede estar relacionada con
el virus del herpes simple, la rubeola o el herpes zóster.
El problema es que esta patología suele provocar síntomas,
como las miodesopsias. Son pequeñas manchas que aparecen en el
campo visual y simulan moscas flotando. Además, puede derivar en cataratas y
glaucoma.
Síndrome endotelial iridocorneal
Este es un síndrome ocular que provoca
hinchazón en la córnea, glaucoma y modificaciones en el iris. Las
últimas nombradas son las que dan lugar a cambios en el color de los ojos. Así,
ciertas células de la córnea migran hacia el
iris, haciendo que tanto este como la pupila se deformen.
Además, dicha migración de
células altera la circulación normal del líquido que se encuentra dentro del
ojo. Al acumularse, se incrementa la presión dentro del globo, lo que da lugar
al glaucoma. Los
síntomas más frecuentes son la visión borrosa, cambios de color de los ojos e incluso
dolor.
Síndrome de dispersión del pigmento
De manera normal, el
pigmento que da color a nuestros iris se encuentra en la parte posterior del
mismo. En algunas personas, el iris tiene una morfología diferente y fricciona
con otras partes del ojo. Esto hace que poco a poco se vaya liberando la pigmentación, que se deposita en otras
zonas en las que no debería estar.
Cuando esto ocurre, puede
suceder algo parecido a lo que mencionábamos en el apartado anterior. El
pigmento puede obstruir la circulación del
líquido intraocular. Por lo tanto, es posible que se produzca un glaucoma.
Además, también hay cambios en el color de los ojos.
Cambios en el color de los ojos por traumas
Los traumatismos son otra de
las causas más comunes de cambios en el color de los ojos. Puede tratarse de
una herida penetrante, un golpe contuso en el rostro o cualquier agente que
dañe los vasos sanguíneos oculares.
Este tipo de lesiones suelen alterar la
visión, provocando que se vuelva doble o que la
calidad visual disminuya. Además, es frecuente que haya sensibilidad a la luz.
La acumulación de sangre extravasada en partes del ojo
donde no debería estar explica el fenómeno.
Todos los cambios en el color de los ojos deben ser examinados por un
oftalmólogo, ya que, como hemos visto, pueden ser
síntoma de una enfermedad. Además, se presenta el riesgo de daño permanente de
la visión.
Por ello, ante cualquier
duda sobre algo referente a este trastorno, es esencial consultar con el especialista. Los
ojos son una parte muy delicada del cuerpo que requiere cuidados y
consideraciones especiales.
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