El paradigma del desarrollo sostenible - Prensa Dominicana

miércoles, 28 de octubre de 2020

El paradigma del desarrollo sostenible

A partir de los ochenta comienza a desarrollarse en el mundo el paradigma del desarrollo sostenible o el paradigma de la sostenibilidad.

Y naturalmente este paradigma comenzó a desarrollarse en los países desarrollados al inicio de la globalización cuando ya el desarrollo y expansión del capitalismo en la segunda mitad del siglo XIX y durante todo el trayecto del siglo XX había producido agresiones letales a la naturaleza y al medio ambiente como consecuencia del modelo de industrialización adoptado.

Hay que recordar que la segunda revolución industrial tuvo lugar en la segunda mitad del siglo decimonónico.
De esas agresiones letales a las esencias de la naturaleza, provocando la disrupción de su dinámica, han devenido la contaminación de la atmósfera y el cambio climático en la que los gases de efecto invernadero han jugado un papel trascendental.

La clave de la competitividad asumida por la globalización ha implicado la profundización de las agresiones destructoras a la naturaleza y al equilibrio medioambiental y de los ecosistemas.

En el contexto de esa relación altamente conflictiva y no armónica entre la economía y el medio ambiente es que se han producido los históricos índices de crecimiento del PIB, lo que significa que esos altos índices cargan con costes enormes producto de las externalidades negativas o daños causados por los procesos económicos a la naturaleza y al medio ambiente.

Y la responsabilidad principal de esta indolente y salvaje destrucción de la naturaleza y del medio ambiente corre por cuenta de los países ultradesarrollados o ultraindustrializados de la Tierra.

En ese contexto no es posible hablar con propiedad de la sostenibilidad o del paradigma del desarrollo sostenible sino de la insostenibilidad.

Con una clara conciencia pública de los daños enormes ocasionados al medio ambiente por la civilización humana y con políticas públicas efectivas es que tenemos que sentar las bases firmes para el desarrollo sostenible de la economía y de la ecología en procura del bienestar integral y de la calidad de vida de los humanos a nivel global y local.

Esa lucha permanente por el desarrollo sostenible o por la sostenibilidad a nivel global y a nivel local tiene que incluir a los Estados, los gobiernos y todos los organismos internacionales con la ONU a la cabeza.

El desarrollo sostenible implica el cese obligado y necesario de la guerra injusta, injustificada e inhumana que le hemos declarado a la naturaleza y al medio ambiente.

Al hacerle esa injusta, injustificada e inhumana guerra al planeta Tierra no solo estamos destruyendo el planeta sino que nos estamos destruyendo nosotros mismos como especie.

Las fuentes de vida, inmensas y muy diversas que hay en la naturaleza, son fuentes de vida que debemos preservarlas protegiendo la naturaleza y el medio ambiente porque esas fuentes son utilísimas, puesto que están al servicio de la reproducción de la especie humana en el planeta.

“El compromiso político de la UE es coherente cuando plantea la integración del desarrollo económico, la protección del medio ambiente y la justicia social para lograr una mejora continua de la calidad de vida y del bienestar, tanto para las generaciones presentes como para las venideras, con una visión de largo plazo a fin de vivir bien, respetando los límites de nuestro planeta”. (Luis M. Jiménez Herrero, Desarrollo Sostenible, transición hacia la coevolución global, Pag. 19).

En Estados Unidos, en la era de Trump, no hay ni siquiera una visión moderada con relación al problema cardinal del desarrollo sostenible, comenzando por el desastre cognitivo de Trump de que “la contaminación ambiental y el cambio climático son una invención de los chinos”.

La energía limpia o energía verde es la nueva clave del desarrollo sostenible, lo que significa que el mundo tiene que abocarse a llevar cabo un proceso acelerado y progresivo de descarbonización y de no producción de energía a base de combustibles fósiles, lo que nos indica que debemos dejar en el pasado lo que en el lenguaje ecológico se conoce como el metabolismo fósil.

En la era de la energía verde o renovable el metabolismo fósil está llamado a ser sustituido por lo que los ecologistas llaman metabolismo circular o metabolismo lineal.

Las ciudades, concebidas como organismos vivos por la ecología, no deben estar al margen ni de la naturaleza ni del medio ambiente. En ellas se desarrolla o el metabolismo circular o el metabolismo lineal.

Pero no puede haber un proceso de desarrollo sostenible sin la industrialización de los desechos sólidos.

Pero todo lo anterior hay que verlo en el contexto de cambios profundos en los esquemas de producción, de acumulación, de distribución, de circulación y de consumo y una reorientación de conductas y las actividades humanas y sociales en las naciones que reflejen la nueva conciencia del desarrollo sostenible en el siglo XXI.

Y tiene que ser así porque han sido esos esquemas de acumulación, de producción, de distribución, de circulación y de consumo en los países del centro y en los países de la periferia los que han producido efectos altamente contaminantes sobre el planeta, es decir, sobre la naturaleza y el medio ambiente.

Los esquemas de desarrollo asumidos nos han colocado de manera permanente en la ruta de la confrontación con la naturaleza y el medio ambiente.

Esos esquemas de desarrollo no han garantizado la sostenibilidad del desarrollo económico y social con la protección y preservación progresiva del medio ambiente y su necesario equilibrio.

Estamos en la necesidad y en la encrucijada de definir nuevos esquemas de desarrollo sobre nuevos fundamentos económicos, sociales y ecológicos, vale decir, sobre nuevas bases.

Esos nuevos esquemas de desarrollo deben garantizar su propia sostenibilidad al garantizar la sostenibilidad y el equilibrio del medio ambiente.

Esto significa que las energías consumidas por los procesos económicos, sociales y humanos en general no deben dar lugar o no deben traducirse en destrucción efectiva de los sistemas ecológicos y por ende del planeta.

En la era de la posindustria es necesario asumir esos nuevos esquemas de desarrollo económico-social y medioambiental basados en el paradigma del desarrollo sostenible.

Salvemos el planeta y salvemos la especie humana haciendo sostenible el desarrollo económico y social con la permanente protección del medio ambiente.

Autor: Dr. Víctor Manuel Peña

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