El barrilito, retrata legisladores y viola leyes - Prensa Dominicana

sábado, 17 de octubre de 2020

El barrilito, retrata legisladores y viola leyes

Por Venecia Joaquín

Todo parece indicar que “el barrilito” es el motor que dinamiza los legisladores; lo encienden desde que llegan al Congreso, y la mayoría, que solo va al hemiciclo a levantar las manos, la mantiene entretenida y promoviéndose.

El Congreso Nacional está constituido por senadores y diputados. Su misión es legislar, fiscalizar y representar; son los responsables de crear un marco legal que garantice el desarrollo integral; fortaleciendo las instituciones, protegiendo los derechos y deberes de los ciudadanos.

Ser legislador es una estupenda oportunidad de contribuir al desarrollo integral del país, promulgando leyes y fiscalizando su cumplimiento. Sin embargo, preocupa que descuiden su misión, para invadir áreas que corresponden a otros organismos y peor aún, con criterios personales, no normativos, dilapidando recursos del pueblo.  Esa intromisión, esos males, los han institucionalizado, creando el Fondo de Gestión Social, conocido como “barrilito o cofrecito”.  Todos tienen millonaria tajada; le dedican más tiempo a esa inversión, que al hacer leyes que favorezcan la nación.

Un legislador consciente de su delicada misión debe concentrarse en la misma, para lograr una labor fructífera. Sus actitudes y acciones, alrededor del barrilito, lo retrata, lo desenmascara de inmediato. Son muchos, quienes, al usarlo, violan sus propias leyes; caen en contradicciones; se supone que legislan para organizar la nación, pero terminan “metido en casas ajenas” infringiendo las leyes.

Urge establecer una estructura firme para el desarrollo integral de la nación; los encargados en legislar para ponerla son los primeros en violarlas; tienen una forma irreverente de secuestrar el poder, entrando en áreas que no le corresponden; sin la debida transparencia ni control; gastando sumas millonarias que se autoasignan.

El barrilito le resta credibilidad al legislador; se aprovecha de la pobreza, hambre e ignorancia de la mayoría, para con fondos del presupuesto nacional, dar limosnas, ganar simpatía para el partido y para su reelección. Si esa no fuera su   real intención, las solicitudes de ayuda las canalizarías, tocando las puertas del organismo correspondiente para que resuelvan el problema de su comunidad; legislarían por un Ministerio de Política Social, que abarque todos los planes sociales, para enviar los casos.

No es cuestión de que, según la ética personal, algunos legisladores tomen el barrilito y otros no; el criterio debe ser normativo; NO DEBE HABER BARRILITO. Un legislador, que persiga una nación organizada, jamás debe interferir con funciones de otros departamentos; son males que deben corregir con las famosas leyes; para evitar enfrentamiento social.

La mejor forma de los legisladores demostrar amor por las provincias que representan, es detectando sus necesidades, presentándolas en el Congreso y elaborando leyes, que la ayuden a desarrollar sus potencialidades, que eleven su nivel de vida; y que todos respeten.

Es increíble, pero debemos comenzar por disciplinar los encargados de hacer las leyes, los diputados y senadores, centrándolos en su misión, para poder aspirar a institucionalizar la nación. ¡Oh, mi Dios!

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